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Otra de las preguntas que surge a la hora de identificar una joya de plata de primera ley es cómo hacerlo. A continuación te hacemos algunas sugerencias:

Identificar visualmente el sello o contraste con el número 925 y que habitualmente encontrarás en el interior de los anillos, o en zonas de la joya que no son visibles a primera vista. Esto se hace así para no estropear el diseño de la joya.

El sello 925 es un símbolo compuesto por esos tres dígitos o números que se graban en la joya con un punzón y que identifica la cantidad de metal precioso que contiene la joya en la que se ha realizado la marca.

Es la garantía visible que los orfebres ofrecemos para que el cliente conozca el valor de la joya y que tradicionalmente se ha utilizado para conocer la pureza de la joya y proteger al cliente de falsificaciones o fraudes. En el mundo de la joyería, a esta marca se la conoce como contraste. La persona que adquiere una joya con contraste lo hace con todas las garantías legales.

Usar un imán para detectar una joya de plata.

Aunque este método no te permitirá diferenciar si la joya es una joya hecha con plata de primera o de segunda ley, sí es un método que te permitirá saber si la pieza tiene un baño de plata y el metal que se ha usado es otro de valor muy diferente.

La plata es un metal que por sus propiedades, NO ofrece magnetismo por lo que no se unirá al imán. Si por el contrario la joya se une al imán, será signo inequívoco de que la joya está fabricada con un metal que NO es plata. – Otro método muy curioso es el reconocimiento por el olor que desprenda la joya.

La plata no desprende ningún olor, de modo que si tu joya desprende un olor metálico que seguro sabrás reconocer quiere decir que no está fabricada en plata 925.

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